En las próximas dos etapas vamos a recorrer casi por completo la Sierra de Kantabria, eje rocoso que separa la Araba húmeda que llega hasta los hayedos de las laderas norte y la sequedad de las tierras del Ebro que llega hasta los cortados rocosos del sur. En esta etapa recorremos los picos más escarpados de la sierra, Cruz del Castillo y Palomares, y los hayedos de las laderas norte de Bernedo y Pipaona.

Nota
Los horarios establecidos corresponden a tiempos efectivos de marcha, sin tomar en cuenta los descansos.

Bernedo está situado en una pequeña elevación junto a la falda norte de Sierra Kantabria. Zona abundante en agua, en una de cuyas fuentes nace el río Ega. Perteneció al reino de Nafarroa hasta que los Reyes Católicos cedieron los derechos a la ciudad de Vitoria.

Salimos de Bernedo desde la plaza del frontón para tomar la carretera de la ermita de Nª Sª de Okon a la que llegamos en 15 minutos. En el aparcamiento ya encontramos una señal que nos indica la subida a S.Tirso. Tomamos a la izquierda, entramos en un terreno de frutales y por camino estrecho llegamos a un ancho camino que viene desde Bernedo. Seguimos por él a la derecha, adentrándonos en el espeso hayedo. Pronto llegamos a un cruce que marca a la izquierda el ascenso al Puerto Nuevo, junto a Peña Alta. Seguimos de frente dejando una pista que baja a la derecha. Un poco más adelante llegamos a otro camino ancho que viene de la derecha, del pueblo de Villafría, y que tomamos a la izquierda. El camino se estrecha y sube en cortos zigzag por el bosque. Dejamos a la izquierda los accesos a los puertos de Palo y de Kripán que dan paso a la Rioja alavesa y seguimos de frente. Ya estamos cerca de la encimera de la sierra y el camino es fácil, sin apenas desnivel y cerca del linde del bosque, lo que nos permite disfrutar de esporádicas vistas sobre el campo de la vertiente norte. Enseguida llegamos a la encimera en el punto donde se encuentra el Bonete de S.Tirso, impresionante monolito de roca de 40 metros situado en el cordal cimero, donde se han abierto varias vías de escalada. La vista se nos abre a ambos lados de la sierra, llamando poderosamente la atención las llanas tierras de La Rioja en contraposición al terreno montañoso y verde de las tierras alavesas del norte.

Seguimos el estrecho camino que bordea la siguiente roca por la derecha y en mitad de la misma vemos la entrada a una cueva natural cerrada por una tapia artificial y una puerta de gruesos barrotes de hierro, es la ermita de San Tirso. Desde aquí el camino se empina bruscamente e incluso hemos de utilizar las manos para, en pocos metros, llegar a la cima de San Tirso.

Primera cima que alcanzamos de estas crestas que nos dan amplia vista a nuestro alrededor comprobando los contrastes de N y S.

De la cima, se sigue un estrecho camino que recorre las crestas, bien por la misma arista, bien por la ladera del lado norte, próximos a la arista, cuando ésta se pone un poco peligrosa para transitar por ella. La cara S presenta a lo largo de este tramo unos grandes cortados que nos hacen retirarnos a la ladera N. Recorremos este camino disfrutando de las vistas a ambos lados y observando con cuidado los cortes de la arista por la que vamos, para llegar en poco tiempo a la cima de la Peña del León.

Vértice geodésico y una vista preciosa sobre el peñasco de la Cruz del Castillo, nuestro próximo objetivo en la jornada.

Abandonamos la cima siguiendo el estrecho camino por el que avanzamos a través de las crestas. Vamos perdiendo altura suavemente hasta que la arista gira un poco a derechas, dejamos un barranco que baja a la izquierda y perdiendo altura fuertemente por la ladera N para llegar a una especie de collado, en hierba. Lo abandonamos por la derecha y seguimos bajando por la ladera N, entre rocas, para volver de nuevo hacia la arista y entrar en un bosque de hayas. El camino por el bosque es muy curioso porque da muchas vueltas sorteando todo tipo de obstáculos naturales, las ramas son tan bajas que por momentos se forman túneles vegetales, y hasta que de pronto aparecemos en el puerto del Toro o Puerto de Lagrán.

Paso obligado para unir las tierras altas de Lagrán con las de Biasteri, al S. El camino que sube desde Lagrán se denomina la Senda de las Carboneras porque en el bosque de hayas se explica en varios pasos el proceso que se llevaba antiguamente para la fabricación del carbón vegetal.

En el collado, cuando el camino desciende a través de los matojos hacia el S, un pequeño camino a la derecha marcado con pinturas blanco-amarillas se adentra en el hayedo para seguir la línea de la sierra. El camino sube en fuerte pendiente por el bosque, hasta que, cuando salimos de él, nos encontramos prácticamente en el collado anterior a la cima. Llegamos al collado y subimos por zona de rocas hasta la cima donde se encuentra la gran cruz de hierro.

Espectaculares vistas; al E se ve el camino que traemos a lo largo de la cresta y las cimas que hemos ascendido, como las más lejanas de Peña Alta, Lapoblación y, muy lejos, la sierra de Kodes; al O, la cercana y agreste cima de Palomares y la brecha por donde tendremos que pasar para llegar a ella; al N y al S, los valles y pueblos de Araba..

Volvemos a descender al collado y bajamos por el camino estrecho que desciende por la ladera N. Dejamos un camino a la izquierda que sube a la cima de Larrasa y bajamos en fuerte pendiente por la ladera. Un poco más abajo, abandonamos el descenso y tomamos un camino a la izquierda que sigue a media altura para internarse en un pequeño bosque, y por fuerte pendiente llegar a la brecha. En este punto pasamos a la otra vertiente, ladera S, por donde bajamos en un camino de piedra suelta que pronto se corta por dos pequeños resaltes que hemos de bajar con atención. Unos metros más abajo nos espera otro resalte más importante donde hemos de tener más cuidado todavía, ya que está considerado como un paso de II grado de escalada. Una vez superado estos resaltes, seguimos descendiendo por piedra suelta y cuando acaban las lisas paredes de roca y comienza el boj, hemos de girar a la derecha abandonando el canal de piedra, para seguir por un pequeño camino apenas visible que bordea las murallas. Al otro lado, el camino sube por piedra suelta y finalmente por hierba para llegar al collado en el lado contrario a la brecha que hemos superado. Continuamos por las crestas superando los escollos de la arista por la ladera N hasta encontrar en un collado el camino que sube de Laziturri, a la altura de un característico pino negro. Continuamos por el camino hasta llegar a la gran mole rocosa que constituye la cima de Palomares. Una corta trepada nos deja en la "bota de hierro" que representa el buzón de la cima.

Desandamos el camino, marcado con pinturas blanco-amarillas, hasta llegar al pino negro (antes hemos dejado un camino que baja en fuerte pendiente a la izquierda y que también llega al camino más abajo). El camino se adentra en el bosque que no abandonaremos prácticamente hasta llegar a Pipaona. Seguimos las marcas, el camino baja en fuerte zigzag para, más abajo, girar a la izquierda e incluso subir un poco. Nos encontramos con el camino que hemos dejado arriba y bajamos en fuerte pendiente a la derecha siguiendo las marcas. El camino es estrecho y desciende fuertemente en unos tramos y en otros se mantiene a nivel dirigiéndose al O. Así, en pleno bosque, llegamos a un ancho camino, donde encontramos las marcas blancas y rojas de la GR-1, a la altura del cartel indicador de la fuente de Laziturri.

Este recorrido es un sendero histórico que va desde Ampuries, en Girona, hasta Fisterra, en A Coruña, recorriendo los lugares con vestigios históricos de cada territorio. En este tramo, se recorre desde Bernedo hasta Urizaharra a través de los hayedos de la ladera norte de Sierra Kantabria.

Continuamos a la izquierda siguiendo las marcas de la GR y un poco más adelante encontramos la bifurcación para subir de nuevo a las crestas, a las cimas de Errezilla y Cervera. Continuamos bajando a la derecha por sendero claro hasta llegar a otra pista junto a una borda. Seguimos las marcas a la izquierda, atravesamos una valla metálica y girando a la derecha salimos a un claro, que atravesamos, y al otro lado seguimos por la pista que gira en el collado de Semendía. Un cruce de pistas que seguimos derecho, una valla metálica y en un kilómetro de pista llegamos a Pipaona.

Pequeña villa del municipio de Lagrán, rodeada de montañas y bosques, con gran actividad cultural que incluso posee un museo etnográfico.